sábado, 26 de marzo de 2011

2 meses



Después de una de las peores semanas del curso, he terminado el segundo trimestre. Esta semana ha sido una de las que más he llorado y más me he planteado meterme en el Mercadona a trabajar. Y de cometer un homicidio, sin bromas.

Me siento muy puteada. Como si se rieran en mi cara. Que digan "nos preocupan mucho los alumnos" y que cuando alguien está realmente mal, desconfíen y hagan como que no pasa nada me parece precioso.

Pero no voy a hablar de esto, de momento. Ya vendré a quejarme. Me quedan dos meses y van a ser duros, pero yo estoy a tope y sé que voy a poder con todo. Lo sé, de verdad.

De todas formas, lo que yo os quiero mostrar es lo que me ha hecho sonreír esta semana, qué me ha dado fuerzas.

He vuelto a recordar esta lista de 101 cosas para hacer en Madrid antes de morir. Pienso hacer todo y, al terminar, tal y como dice el 101 "Hacerlo todo de nuevo. Esta vez, en compañía".

También he redescubierto las viñetas de mi admirado Frato. Y la verdad es que me han animado infinitamente. Me he planteado en serio escribir sobre el tema cuando terminen estos meses. Porque no, el fracaso escolar no es sólo culpa de los alumnos. Y estamos preparando una generación de ineptos, miedo me da. Aunque para lo que me queda en el convento, me cago dentro (o en la puerta, estoy pensando el lugar todavía).

Os dejo las viñetas con las que me he puesto de pie para hacer la ola.






Con antelación os deseo un buen comienzo de abril. Abríguense y toda la pesca.